Chica de Artó

Chica de Artó
Artó

viernes, 27 de marzo de 2015

La trampa de la virginidad


Buñuel diijo: "El sexo sin pecado es como un huevo sin sal", pero tampoco se trata de pecado, sino más bien de sal.

"Virginidad", el sólo término a mí ya me pone los pelos de punta. Me indigna la idea de confrontar el pecado con el deseo. Y más si es al comienzo de la vida sexual, cuando todo son inseguridades y miedos.

Hay una serie de televisión que está arrasando en USA, “Jane the virgin”  que además de ser toda una oda a los estereotipos culturales, hace apología de la virginidad en un tono de parodia que no por divertido deja de ser muy cuestionable.

Ya he dicho que básicamente pienso que cada uno puede hacer lo que le dé la real gana con su cuerpo, pero esto de la virginidad femenina me parece francamente medieval, pesado, estúpido y cínico a más no poder. Una herramienta perversa más para controlar a las mujeres.

Se nos manipula desde niñas para asociar la sexualidad al amor entendido como “pureza”, entrega en exclusiva, fidelidad y flores blancas que debemos cuidar y no entregar hasta haber pasado por el filtro de la aprobación  divina o paterna. Castidad es belleza y nos aporta un supuesto atributo único.


martes, 17 de marzo de 2015

El matrimonio



Tengo una amiga que añora estar casada. Es una mujer que no ha vivido con una pareja ni un solo día y yo me pregunto: ¿Cómo es posible desear (y desearlo tanto además) algo que no tienes ni la más remota idea de lo que es?.

Se habla mucho de amor, de la pareja ideal, del amor en febrero, en otoño y en Nueva York. Al final de los cuentos o se casan o el cuento es una porquería negra que no le gusta a nadie.

Es verdad que las cosas han cambiado mucho (en algunos lugares del mundo, en otros nada), pero se habla más bien poco del matrimonio más allá de la fiesta y el baile.

Da la impresión de que por un lado hay toda una legión de mujeres deseando vivir el “día más importante de su vida” vestida de blanco o azul o del color que sea, pero queriendo dar el gran paso. Y por otro, pareciera que hay un montón de resentidas, lesbianas, peludas o peladas,  que odian a las hombres.

En el medio, las casadas de verdad, que luchamos día a día por mantener a flote una embarcación estratégicamente diseñada para hundirse en tiempo record.