Chica de Artó

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Artó

lunes, 23 de diciembre de 2013

La Navidad como final


The good wife

Cada vez que termina “The good Wife” (la serie) me quedo mirando las letritas hasta que desaparece el nombre de Tony Scott, que se tiró de un puente y murió, claro.
¿Por qué se habrá tirado de un puente el hermano de Ridley?  Cada vez que veo las letras blancas sobre fondo negro desaparecer lo veo a él lanzándose del puente hasta perderse y también veo a su hermano seguir poniendo “Tony” en los créditos aunque ya no esté y no puedo dejar de pensar que lo hace para joder.
Acabo de ir a ver una película donde sale Gandolfini, el de Los Sopranos, que también se murió y cuando vi que al final le ponen unas letras doradas, dedicándole la película, me dio la misma sensación de que no encaja, si ya está muerto, no lo va a ver…
No es que no crea en las buenas intenciones, pero son tan dudosos todos estos gestos. Es difícil ver homenajes entremedio de tanto marketing ¿no?
Debo ser yo, de seguro, pero con la Navidad me pasa un poco lo mismo. Me incomoda y me hace sentir mal, y por distintas razones, me pongo a pensar en la muerte más que en otras cosas y termino por sentir siempre una horrible pena a pesar de las luces de colores y los regalos. Me provoca aflicción.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Música para la voluntad


Sabina 

Fui a la peluquería y por supuesto salí con el pelo veinte centímetros más corto de lo que quería ¡No hay caso!  Le dije, con todo el énfasis que pude, que me cortara sólo las puntas. Ahora tengo un pelito de nada y 50 billetes menos.
Es demasiado habitual que pidamos una cosa y nos den otra y que encima tengamos que pagarla como si nos encantara.
Salí con la goma en  la mano para nada más llegar a la esquina atarme, como buenamente se pudiera, los restos de pelo. Me vine mirando las figuras del pavimento en busca de razones y en porqué yo no puedo hacer como esa señora rusa…

lunes, 9 de diciembre de 2013

Fuera de juego



Me declaro oficialmente fuera de las pistas (al día de hoy). No es una declaración de intenciones, es la mera constatación de un hecho. Estoy fuera de juego. No ha sido deliberado ni obedece a una estrategia, tampoco es la conversión de mala en buena ni nada que se le parezca. Es algo que ocurre (aunque no quieras) porque llega un momento en que simplemente no entras en el juego de la seducción permanente porque sabes cómo empieza y también cómo termina, la emoción se ha quedado por el camino. No estoy diciendo, insisto, que me haya convertido en una señora respetable, sino simplemente en que si he de jugar lo haré en otra liga.
¿Te digo una cosa? ¡Es infinitamente más fácil vivir así! Es glorioso poder hablar con cualquier hombre (o lo que quieras) sin que te importe lo más mínimo resultarle agradable. El trabajo se hace mucho más expedito, cualquier trámite mucho más sencillo, los movimientos más complejos se agilizan y todos tus deseos se acercan a las manos porque vas a por ellos, sin darle ni una sola vuelta.

martes, 3 de diciembre de 2013

Con el viento... bamboleo


Foto: Alexis Fuentes Valdivieso

Hace un par de días me llamaron “oscilante”. Bueno, no es lo peor que me han dicho, claramente no es un insulto, sino una observación, de esas bien intencionadas, con la finalidad de ayudarme a mejorar.
Me acordé enseguida de un profe que el primer día de clase nos pidió traer para la próxima una imagen que nos representara ¡Una! No fui capaz, simplemente no logré encontrar de entre todo lo que hay disponible una sola imagen con la que se me antojara quedar representada. Ni un retrato ni algo simbólico, no me puedo asociar a una sola cosa… o condición. Llevé un apretujado collage (haciendo un esfuerzo no menor).

Con ocasión de la reciente fuga que hice de mi vida cotidiana para volver al ruedo laboral más intenso, pude comprobar que es cierto que se puede oscilar, bambolear de aquí para allá, siempre y cuando el péndulo te lo permita.