Chica de Artó

Chica de Artó
Artó

jueves, 2 de octubre de 2014

Las cosas por su nombre



Hay palabras que no soporto, algunas me violentan y otras me perturban, como el “maraca” chileno, que es la versión criolla de puta, pero vulgarizado hasta el extremo. Y ahora vuelto a poner de “moda” por unos iluminados empresarios, hijos de empresarios y nietos de empresarios, que han hecho de lo “popular” un excelente negocio.

Ni “maraca” es divertido ni “te voy a meter no sé qué hasta no sé dónde…” es un halago, simplemente porque por definición un halago tiene que agradar y no puede ser obligatorio tener que verle la “gracia” al tan mal llamado piropo callejero porque de lo contrario eres una amargada o “tonta grave” como encima se permiten llamarnos a todas las personas que no compartimos ese “sentido del humor” tan de macho campestre.

La costumbre de piropear con groserías a las mujeres por la calle es una tradición en muchos lugares (en otros está tipificado como delito) que se cobija bajo el manto de otro atributo enaltecido a  cualidad y con denominación de origen: la “picardía”; un recurso que sirve para todo. Para insultar con chistes, inmiscuirse en asuntos privados, para robar, para mentir y también para mantener al machismo como emblema nacional.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Un tipo duro




Se acaban de cumplir 10 años de la muerte de Marlon Brando, divino, guapo, ícono de una generación, actor de indiscutible talento. Un hombre adorado por millones de personas por su rudeza, su carácter firme y su mirada de pantera.
Su vida personal fue algo menos “adorable” y el famoso actor que encarnó como nadie al hombre recio y rebelde,  llegó a tener más de una docena de hijos con distintas mujeres de los cuales uno acabó suicidándose, otro en la cárcel y varios un poco intoxicados.
El trabajo más comentado de  Brando es sin duda la encarnación de Stanley Kowalski en  “Un tranvía llamado deseo”, su película clave, mil veces citada, imitada y venerada. Yo la primera vez que la vi me quedé con los ojos como platos. La historia es criminal con las mujeres (con todas), con un grado de violencia que me tuvo con el estómago recogido mucho más que “Alien” . Un griterío bestial durante toda la cinta porque Marlon en el rol de macho cabrío y vulgar está fantástico.  No para de vociferar y repartir amenazas y bofetadas enfundado en una camiseta blanca que luego se convertiría en el uniforme de los “rebeldes sin causas”.  Me gusta. Es una muy buena película, recomendable sobre todo porque resulta inolvidable.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Después de una traición



Una traición puede tener muchas formas y una venganza también. Dicen que el libro que acaba de publicar la  ex pareja del presidente francés es una represalia. Puede ser. Desvela cosas íntimas y dice cosas “terribles” del mandatario socialista (que al parecer de socialista tiene bien poco) que la engañó con una joven y popular actriz, de lo cual la vengativa Valerie Trierweiler se enteró por la portada de una revista.

Y un poco más allá está Berlusconi pagando 3 millones de euros al mes a su ex mujer que, de  momento, no ha tenido la necesidad de escribir ningún libro ni de dar entrevistas.

También me acuerdo de Mia Farrow, que a pesar de ser una reconocida activista en favor de la paz, hizo todo lo posible para destripar a Woody Allen en Times Square por haberse “enamorado” de su hija.

Sinceramente, creo que es muy difícil quedarse calladita ante una traición. Y no me refiero a las infidelidades solamente, las hay de muchos colores y formas. Digerir una traición es, me atrevo a decir, imposible. 

Vernos atravesadas por una daga envenenada de alguien a quién tenías por “uno de los nuestros” es imposible de encajar bien. El rencor es una mala hierba que crece a pesar de todo; tarde o temprano aflora  y no como una rosa.

viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Y ahora quién podrá ayudarme?



Cuando nos hacemos grandes las relaciones con las personas más cercanas se transforman drásticamente, entre otras cosas, los cariños se comienzan a ejercer de manera más “igualitaria”; se terminan los superhéroes, las hadas madrinas y todos esos personajes que venían en tu rescate.

Nuestros padres se desplazan de la primera línea de fuego y cuelgan el cartel de "no molestar"  y todos los que de alguna manera nos cuidaban se vuelven medio transparentes.

Y nosotras entramos en el universo del adulto dando sendos pasos hacia la  tan ansiada autonomía para ganarnos un lugar propio en el mundo.

Bueno, ganar ganar… sí, en muchos sentidos sí.  Se gana libertad, poder de decisión, independencia, pero también se pierde un poco. Como en casi todo.

Decían el otro día que una de las claves para ser feliz es el sentimiento de compasión, entendido como eso que nos conmueve y nos impulsa a ayudar a otra persona. Donde va metido lo de dar para recibir, la socorrida empatía con eso de no hacerle a otro lo que a uno le gustaría que le hicieran, etcétera. Cosan tan repetidas y manoseadas que han acabado por sonar ridículamente bíblicas, y nada más.

jueves, 28 de agosto de 2014

Mujeres sin hijos y otras vanguardias



Me encantan las revistas, casi todas. Cuando voy al médico intento llegar un poquito antes de la hora para hojear todas esas revistas que uno no compraría, pero que son fascinantes. 
Desde el clásico Hola o Vanity Fair, hasta las más juveniles y amarillas.

Revistas para el público femenino todas ellas. Donde salen muchas mujeres, una más estupenda que la otra. No voy a descubrir la sopa si digo que todas tienen contenidos bastante “ideales” (inventados) y están llenas de “ilusión y fantasías” (mentiras) aunque en algunas se esfuercen por disimularlo.

Una de mis secciones favoritas son las entrevistas, sobre todo  a modelos o actrices. Todas tienen tanto en común… Chicas que no engordan a pesar de comer de todo y que no han hecho nunca una dieta, a las que no les interesa la moda  y en cuyos armarios sólo hay tejanos y camisetas blancas de lo sencillas que son, mujeres a las que no les interesa el dinero y que sólo buscan en un hombre que tenga sentido del humor;  que siempre supieron que querían ser actrices o que, sin ellas buscarlo, las descubrieron en el metro de New York o en una discoteca de Berlín.

Bueno, todo esto, vaya y pase.

Lo que ahora me ha empezado a jorobar bastante es que las revistas que intentan tener un tono más progresista (acorde con los nuevos mercados) vayan armando estereotipos de mujer, supuestamente de avant-garde, que son tan irritantes como los más antiguos del mundo.

viernes, 15 de agosto de 2014

El dolor de los demás



Susan Sontag una escritora formidable, pensadora brillante, hablaba mucho antes de la era de las redes sociales del significado opuesto que puede tener una imagen, la misma imagen, para distintas personas.

Lo que para algunos puede ser la foto de una tragedia, para otros es un emblema de la más pura alegría. 
Porque para unos un muerto es una pérdida atroz y para otros cuenta como victoria.
Frente a un río de teorías que hablan de si es bueno o malo “mostrar” y cruzar una sinuosa línea ética para exhibir ciertas cosas, es habitual encontrar que muchos se cubren con la manta de una muy cuestionable libertad de expresión para enseñar al público escenas terribles, cadáveres de niños y trozos de personas esparcidos entre escombros;  y yo creo que esto está mal, pero muy, muy mal.
¿Has visto alguna vez en algún medio de comunicación con licencia para emitir, una sola imagen de algunos de los miles de muertos que hubo en el atentado de las Torres Gemelas?. La respuesta es simple si dejamos al margen las cloacas y lo clandestino. No se difundieron imágenes de aquella terrible tragedia, no se mostraron al mundo esos muertos más que en brillantes ataúdes cubiertos por impecables banderas, y muy brevemente y desde lejos.
¿Por qué? ¿Acaso porque no había trocitos de gente por ahí para enseñar? ¿O porque a la gente que saltaba por las ventanas no se les pudo hacer buenas tomas? No, no se vio nada de eso, por respeto a los propios muertos, a sus familias y porque mostrarlo no ayuda a entender nada, sino sólo a alimentar un morbo salvaje.
¿Por qué en cambio no paramos de ver niños palestinos, sirios, o de algunas zonas de África muertos o medio muertos mirando a cámara?
Porque el dolor y el respeto ante la muerte, la enfermedad o la guerra  no es igual para todos.

viernes, 8 de agosto de 2014

Causas nobles



Me pasa que en momentos como este, en que la realidad mundial pareciera estar tan ferozmente golpeada por la tragedia, busco en los medios, en la prensa sobre todo, la manera, las claves, los argumentos que me permitan entender un poco lo que ocurre.

Me voy directo a los artículos más reputados, firmados por periodistas, escritores o pensadores de renombre y luego me paseo por sitios alternativos, publicaciones independientes, algún blog… y leo. Leo un montón. Análisis profundos y notas ligeras. 

Y lo que me queda al final es una idea hiriente de la atrocidad que significa una guerra. Y la convicción de que no podría (yo, que no vendo armas ni tengo intereses económicos comprometidos), ponerme ahora a tomar partido por un bando o por otro. No es que me quiera situar por encima del bien y del mal. Simplemente es que me parece que la guerra entera, toda ella, con sus causas originales, todo lo que implica y sus efectos devastadores, es de una tristeza infinita. Desoladora vista como un todo, como un fenómeno del que nadie debiera formar parte, ninguna parte.

jueves, 31 de julio de 2014

Las buenas prácticas


Los secretos para estar sano, ser feliz y... sus efectos secundarios.


Sentada en el borde de la silla por una lumbalgia que me llenaba los ojos de lágrimas, escuchaba a la doctora indicarme cómo tomar una serie de medicamentos mientras los apuntaba en clave sobre la receta de papel. En un tono a medio camino entre el consejo y la reprimenda remarcaba lo que  debía y no debía hacer durante los siguientes días. Me dio la impresión de que uno se fastidia la espalda por idiota.

Y mientras ella hablaba hilando una lista de cosas imposibles de hacer para los seres humanos de a pie, iba yo buscando en mi cabeza la versión “realista” de cada uno de sus mandatos.
No levante peso, descanse mucho, baños largos de agua caliente, no se ponga nerviosa, no use el computador, en cuanto pueda vaya a nadar. Y por ahora, intente relajarse dando paseos con zapatillas… por Central Park le faltó decir.

Es como cuando el peluquero te dice que tienes que dejar de maltratar tu pelo, que hay que ponerse mascarilla, cremas, aceites, cepillarlo y remata: déjalo secar al aire. Y yo me pregunto ¿a cuántas mujeres de más de 30 años habrá visto este hombre ducharse y salir a la calle a que el viento les seque el pelo antes de entrar en la oficina?

Tan lejos de la realidad están los consejos, las noticias, las recomendaciones para estar sano y ser feliz…

jueves, 24 de julio de 2014

Silencio por amor



Una noche de invierno particularmente fría tuve que salir al balcón a colgar la ropa. Pasé por delante de mi media naranja con la palangana cargada y me perdí de su vista al cruzar el ventanal que dejé intencionadamente un poco abierto.

Estaba ahí, en esa encomiable labor de estirar, sacudir y tender la ropa de todos cuando de pronto se cierra la puerta para dejarme completamente aislada ahí fuera, medio a oscuras. Sola.

No había sido el viento. Él decidió cerrar porque entraba un molesto aire helado. 
Miré los bultos mojados a mis pies en busca de ropa suya, y de no haber sido todo sábanas y toallas, se las hubiese tirado balcón abajo.

Entro en casa hecha una furia, conteniendo las palabras malsonantes, hago todo el ruido posible con vasos, cubiertos y cajones, y me callo. No hablo. No pienso hablar nunca más. No diré ni una sola palabra y con mi mutismo provocaré una hecatombe a mi alrededor. Ya verás.

jueves, 17 de julio de 2014

Versión masculina



Un día un músico que me gustaba hizo una canción muy divertida que no decía nada. La letra era sólo una exclamación malsonante repetida todo el rato. En un momento explicó que la hizo porque había escuchado la conversación de dos hombres donde uno  contaba su dolorosa ruptura y el otro sólo le decía: “ch bah, puta la güeá” (algo como: ¡qué mierda! o ¡qué mala pata!). O sea, nada.


Cuando un hombre que ronda los 40 años dice que no está preparado para tener una relación (sentimental) sus amigos le dicen “sí, claro, por supuesto”, y le ayudan a buscar argumentos sencillos y reconfortantes sobre cómo tendría que ser la mujer “adecuada”. Le ríen las bromas y se esmeran en abrillantarle la soledad con expresiones de júbilo y sana envidia por la “libertad” de que disfruta como “soltero”.

En serio. Lo escuché, lo he visto, y más de una vez.

Mirando en silencio, porque estaba ahí de colada, asistí a un momento masculino, desde el fuera de cuadro. Pero aunque hubiese querido decir algo, no habría sido posible, cierto asombro y la desventaja no sólo numérica, sino de conceptos comunes me dejaba totalmente impedida para participar.

jueves, 10 de julio de 2014

Santas inocentes



No sé exactamente en qué minuto de la vida nos empezamos a meter en esto del sacrificio. Debe ser como casi todo, un proceso. Traemos la marca de agua, la herencia de nuestra  santa madre y de todas las santas que se han cruzado en nuestra vida para demostrar que la fortaleza de una mujer no tiene límite. Porque cuando pareciera que se ha llegado a lo máximo, que no podemos más, alguien nos llama, y vamos.
La coronación en esto de darlo todo hasta la extenuación nos llega con la maternidad, y se va extendiendo y abarcando al resto de la casa.
De pronto nos empezamos a comer el huevo frito que se reventó, la tostada que se quemó, los restos de otros platos ahora forman el nuestro. Es uno de los síntomas que nos confirma que vamos recto y rápido por la avenida de las santas inocentes.
Somos las primeras en levantarnos, las últimas en acostarnos y entremedio, todo para que el sistema se fortalezca con nuestra energía.

jueves, 3 de julio de 2014

Campo de batalla



Hace un montón de tiempo fui a ver una exposición sobre grandes escritores y lo primero que vi, fue un texto que decía: “La soledad en pareja es el infierno consentido” (de M. Houellebecq).  Seguí el recorrido intuyendo que era una gran frase, pero la verdad, no la entendí.
Porque hay cosas que no se comprenden hasta que se viven. Intenta tú explicar la maternidad, la tristeza infinita de una muerte, la agonía de no tener, el miedo… Bueno, claro que se pueden contar, pero en carne viva es otro asunto.
Que tampoco tiene nada de malo porque francamente hay muchas cosas a las que no quisiera ni acercarme y encantada de que me las cuenten, pero debo reconocer que, a veces, son ellas las que se nos vienen encima.
Como esto de la pareja y de sentir que se rompe todo, que no hay nadie, que te has equivocado y que el silencio anterior al despertador o el ruido doméstico te parten por la mitad.
Sé que todas las que vivan en pareja sabrán de qué hablo cuando digo que hay días en que firmarías la ruptura sin importar cuánto pudiera costarnos. Por lo general no son cosas que se admitan de buenas a primeras, pero como mínimo un par de días al mes (y a veces a la semana) no quiero a mi marido y no entiendo cómo he llegado hasta donde estoy ni cómo he podido enredarme tanto en algo que no me explico cómo va a llegar a mañana.

jueves, 26 de junio de 2014

Dicho y hecho!

aldeo.cl

Uno de mis tíos durante un almuerzo familiar le tiró el plato a su madre, mi abuela, porque no le pareció bien el trozo de carne. Yo tenía cuatro años y estaba escondida debajo de la mesa, escapaba de mis primos que me perseguían en un juego alegre y emocionante, completamente ajeno a la trifulca del comedor. Ahí debajo, sin ver muy bien lo que pasaba, escuché todo lo que se dijo. Nunca logré querer a mi tío. Nunca.
Muchos años después, él enfermó de cáncer y sufrió un deterioro físico tremendo y yo seguí sin poder quererlo. No lo quise cuando estaba sano, no lo quise cuando estuvo enfermo, no lo quiero ahora que está muerto.
Por decir cosas como estas mi madre “se quiere morir” y mi padre, desde lejos, mira para otro lado advirtiendo que a él no le gusta que le perturben el día.
Decir las cosas que uno piensa, en mi familia, a mi alrededor, siempre fue un derecho casi exclusivamente masculino. Decir que la carne no te gustaba y de paso tirar lejos el plato, o lanzar fuego por la boca, era algo que sólo los hombres podían hacer sin tener luego ni que recoger los trozos. 
Después ya venía la esposa, la madre o la hija para poner paz y limpieza donde sólo había desparramo de porquería, ya fueran palabras disonantes que aún flotaban o restos de comida y loza quebrada esparcida por el suelo.

jueves, 19 de junio de 2014

Ojos de niña, la mirada inquieta.



Cuando alguien dice “madre hay una sola” siempre otro contesta, medio en broma medio en serio, “¡menos mal!”.
Ahora hay muchas combinaciones posibles de familia y es estupendo que así sea. Lo que seguramente no cambiará nunca es la carga compleja y determinante que tiene la relación con los padres.

Lo que una madre o un padre vive con sus hijos es toda una madeja de emociones. Una historia marcada por instantes y tradiciones eternas que dan forma a un vínculo multicolor, tan lleno de nudos que muchas veces no hay vida que alcance para resolver.

Si tú le preguntas a una mujer con más de un hijo, siempre te dirá que para ella, todos sus hijos son iguales. Primer sobresalto, porque no habrá hermano que, en el fondo, no tenga ganas de salir a rebatir esta afirmación tan “mítica”.

jueves, 12 de junio de 2014

Copas y coronas



Fui a comprar un marco de fotos y encontré uno muy adecuado en una de esas cadenas de tiendas que venden mil cosas lindas e innecesarias a precios muy razonables (razonables para mí, no para el menor de edad que las ensambla en Blangadesh) y le digo al chico de la caja si puede ponerme uno de los cientos de papeles para envolver que tiene ahí para que no se vaya a quebrar el cristal, y me dice: “los papeles son sólo para las velas”. Hice un breve intento de convencerlo, pero me di cuenta de que sería imposible.

Él tenía su respuesta aprendida y bueno… ya se sabe que eso de que “el cliente siempre tiene la razón”, es un fenómeno comparable a escribir con pluma.

El chico además de estar uniformado por fuera y por dentro tiene la encomiable labor de proteger los intereses de otro. De alguien que está tan leeeeeeejos de él que ni lo ve. 

Deseándole un buen día y esperando que lo nombren “empleado del mes” me tuve que  ir con el marco bien agarradito para que no se me fuera a romper.

jueves, 5 de junio de 2014

Un buen trato



Estoy agotada. He tenido uno de esos días en que eliges mal la ropa y te pasas las horas intentando entrar en calor sin conseguirlo. Lo primero que haces al llegar a la oficina es chocar de mala manera con la punta del escritorio (morado gigante en el muslo); se te caen las cosas de las manos todo el rato, desde el bolígrafo al tenedor, todo, y la humedad ambiental hace que tu pelo parezca de lana. El viento en contra, y encima, con partículas que parecen piedras volcánicas que se meten en los ojos y arrasan con el rímel.

Camino diez calles en busca de un lugar para coger impulso y ánimo. Me meto en un café para ver si puedo darle un giro a la jornada comiéndome algo muy rico y muy dulce . Viene la camarera, a la que seguramente le pagan poco, pero yo no tengo la culpa, y ni buenas tardes ni nada, “cerramos en 20 minutos”, me tira la carta y se va.

Justo lo que me faltaba, pagar para que me traten mal. Me voy porque nunca es buena idea discutir con la persona que tocará tu comida. Me duelen los pies y sigo teniendo frío y ahora, hambre.

jueves, 29 de mayo de 2014

Fantasmas y aparciones



Yo en apariciones de muertos que tocan el piano o mueven las cortinas durante la noche no creo, pero en ciertos fantasmas sí.
Hace años que no vivo en la ciudad en la que nací y crecí, pero voy cada vez que puedo a ver a mi familia. Mi madre vive en la misma casa, así que cuando llego al barrio los vecinos me saludan con cariño y a pesar de que todo ha cambiado una barbaridad muchos son los que siguen por ahí, muchos.
Mi hermano tenía que traer un pastel para celebrar la dicha de estar todos reunidos por fin en la misma mesa, pero no lo trajo, así que tuve que partir rápidamente a comprar al supermercado para evitar disgustos y  no empezar tan temprano con la rueda de reproches.
Estaba ahí, eligiendo entre chocolate y fresa o crema y piña cuando empecé a notar una presencia extraña. Algo se movía como un espectro entremedio de las lechugas, se asomaba y se ocultaba con unos movimientos rarísimos, muy llamativos. Me decidí por la de piña, que no le gusta a nadie más que a mi madre, pero cuando ella está contenta todo es mucho más fácil, así que piña para todos.
La fila para pagar era demasiado larga y todos me esperaban para celebrar mi llegada, encima como en los supermercados de barrio no gastan en aire acondicionado el agobio era total.

jueves, 22 de mayo de 2014

Divino tesoro



Vengo del concierto que Andrés Calamaro acaba de dar en Barcelona. Fue en una sala no muy grande, donde el público se ubica como le da  la gana.
La última vez que le vi tocar fue en este mismo lugar, el Razzmatazz, en el 2008… Ha pasado un poquito de tiempo, pero según yo, no tanto.
Ese día me puse a pie de escenario y cuando salió Calamaro me quedé impresionada por su aspecto juvenil, estaba delgado, con jeans ajustados y una camiseta que le quedaba de maravilla, tenía una especie de nuevo look capilar y cantó, tocó, bailó y habló exactamente como uno espera ver a su rockstar
El concierto fue lo más parecido a un incendio en lo que he estado. Salí de allí abrasada por el factor humano, sudando música y con sus letras sonando atómicas en mi cabeza.
Ayer, por alguna razón, me puse en la parte de arriba y cuando salió al escenario me pareció bajito, que la camiseta no era de su talla y que los zapatos que llevaba tendían un poco a lo gracioso. Pero se puso a cantar y yo me puse a viajar… en el tiempo, hacia atrás. Me dejé mecer por sus ritmos, su voz rota, sus “te quiero igual”; “mientras por afuera pasan los aviones”; “se acabó todo lo que había, nos queda un cigarro mojado”, dijo.

jueves, 15 de mayo de 2014

Triángulos y espirales



La mayoría de las personas admite conocer a alguien que ha sido infiel o que lo está siendo en este momento. Todos decimos tener “aquella amiga” que practica el peligroso juego de la seducción fuera de la pareja. Nunca o casi nunca uno reconoce ser el protagonista de una historia de infidelidad, excepto si somos víctimas, desde ahí sí que podemos hablar fuerte y claro sobre el tema, pero jamás como verdugos.

Es un asunto muy complicado porque es doloroso para la mayoría de las personas, excepto para algunos parisinos y los Clinton…

No sé si la infidelidad es la mayor prueba del cinismo en que nos movemos, pero es una muy buena. Desde casi todo punto de vista sirve para ilustrar la hipocresía; ya sea cometiéndola, negándola u horrorizándose ente ella.

Es sabido, por ejemplo, que en decenas de miles de oficinas, hay líos entre compañeros de trabajo. Desde un respetable ministerio público hasta una elegante boutique de diseño, en todas partes de cuecen habas. Sin embargo cuando alguien cae, porque lo pillan, es un escándalo.

jueves, 8 de mayo de 2014

Dragonas de exportación



Las mujeres chinas están de moda. O al menos eso parece. Con la modelo Liu Wen como ícono, se ve que hay una generación entera de chinas que ha alcanzado posiciones en lo más alto. Encabezan las listas de mujeres millonarias, son legión en cargos directivos a pesar de la cultura - vamos a decir “patriarcal”-  que impera en el país del dragón, son mayoría en las universidades, encabezan logros deportivos, son las que más viajan, las que más gastan, además han llevado adelante una verdadera revolución sexual logrando perder la virginidad antes de los 24, y todo esto en apenas 20 años.

Después de mirar los datos queda una moraleja muy rara porque todos estos “logros” están muy, pero muy relacionados con la política del hijo el único que ha hecho que millones de mujeres se vieran prontamente libres del deber de la crianza para lanzarse a la conquista del mercado que ya no se rige por ningún lema comunista sino al grito de “Enriquecerse es glorioso”.

jueves, 1 de mayo de 2014

3 X 8



Mi abuela decía: “el cuento de nunca acabar” y yo la oía, pero no la entendía. Ni yo con cuatro años ni ninguno de los que estaban un poco más allá, siempre lejos de la cocina, ocupados en sus cosas.

Mientras la miraba desde abajo, intentaba descubrir a qué se refería con estas palabras misteriosas que también repetía mi otra abuela y luego mi madre. Creía que estaban tomando impulso para lanzarse en cualquier momento a contarme una historia fascinante, de esas con un final sorprendente, inesperado. O tal vez se tratase de un conjuro secreto que haría aparecer un dragón en el medio de la cocina.

En cambio, ponían la radio, y sin ningún truco de magia de por medio, hacían desaparecer montones y montones de platos y ollas sucias lavándolas una a una. Me daban un paño para ir secando los cubiertos de tanto que yo insistía en participar en este cuento de nunca acabar.

jueves, 24 de abril de 2014

Escándalo



Por razones que no vienen a cuento tuve que ir a un centro comercial. No voy si puedo evitarlo porque me mareo y lo paso fatal.

Estaba en la parte de los restaurantes comiendo las tradicionales patatas fritas y bebiendo una cerveza con unos amigos mientras se cumplían las razones para poder irnos cuando, de pronto, unas chicas lanzaron una bicicleta por las escaleras mecánicas. No mataron a nadie, no llevaban armas, ni siquiera le dieron a una persona, pero hicieron un estruendo comparable a un desembarco marciano.

Eran tres chicas de pantalones muy, muy ajustados y grandes zapatillas  Nike. Al parecer muy orgullosas de sí mismas y aunque iban con las manos vacías, sin bolsas o paquetes de alguna tienda, estaban encantadas de la vida.

lunes, 14 de abril de 2014

Súper pobres




Una mañana de domingo tranquila y deliciosamente ociosa, mientras mordisqueaba una tostada, veo en la contraportada del diario una frase que me pareció tan llamativa como extraña: “Yo he sido rico y he sido pobre, y es mucho mejor ser rico”, decía. Y un tipo contaba una historia de esas típicas de yo empecé con un carrito y ahora tengo una cadena de supermercados; el cuento era olvidable, pero la frase se quedó conmigo y me ha rondado siempre. Porque parece una obviedad, pero no lo es.

La gente que tiene dinero, mucho dinero, no suele reconocer abiertamente que eso es infinitamente mejor que ser pobre. Suelen decir cosas como que todos podemos si queremos, se intentan igualar al resto de la humanidad apelando a la subjetividad de la felicidad, la salud y el amor, a que en la dedicación está la clave y todo tipo de embustes variados que incluyen estudios certificados por ellos mismos. Cuando, la realidad, es que ser pobre es una mierda.
Una mierda muy compleja.

jueves, 10 de abril de 2014

La incorregible



Se acaban de cumplir 100 años del nacimiento de Marguerite Duras. Escritora, cineasta, rebelde, curiosa, bella, deslenguada, caprichosa y tantas cosas más que la convierten en mi favorita.
París celebrará con todo tipo de eventos a la artista nacida en la Conchinchina. Parisina de carácter, de tanto escribir y vivir. Mujer excesiva en casi todo. Bebiendo, fumando, hablando, pensando. Amante múltiple, vanguardista en el deseo y libre de toda vergüenza.
Mi querida Marguerite. Tan aristócrata, luego tan pobre y tan sola, más tarde rica y adorada. Siempre inquieta y elegante. Obediente sólo a sus impulsos y a su pluma. Terriblemente lúcida, siempre.
Su vida, como su obra son fascinantes y son una sola cosa. Y ahora que repaso sus versos y algunos de sus pasos, me dan ganas de llorar un poco. Hay libros de ella que no he sido capaz de leer de un tirón porque me desbordan de emoción, de silencio, de belleza. Algunos de ellos me llevaron a lugares del pensamiento que no pensé que llegaría a pisar. Y aquí estoy, con la vida llena de momentos marcados por ella. 
Su biografía es tan “incorrecta” que aún hoy, en otro siglo, sigue siendo muy cuestionada.
¿Será que hay rebeldías de mujer que no prescribirán nunca? Con toda seguridad.

martes, 1 de abril de 2014

Rodeada


Hay días en que me siento completamente  “rodeada”, acorralada. Es un estado de agobio intenso provocado por la intromisión inesperada y excesiva de personas que, como mínimo, resultan molestas. Es como en las películas antiguas cuando el vaquero estaba rodeado por los indios. Cercado y en franca desventaja, pero con una pistola y una puntería mágica que, claro, yo no tengo.
Se puede tener a los buenos de nuestra parte (que por alguna razón siempre están callados), contar con argumentos lógicos y probados, estar arropada por el valor moral de estar diciendo la verdad, o simplemente tener la razón porque la iluminación de la experiencia se ha hecho presente. Puedes incluso decir que lo que propones es una fórmula avalada por la NASA... Finalmente, nada sirve si te encierran los neciosSe conjuran los ineptos bailando al ritmo de la más pura ignorancia y no tienes nada que hacer.

martes, 25 de marzo de 2014

Only you

Foto: Valentina Torres Zorrilla

El origen del amor y las palabras

Muchas personas buscan durante años un ideal difuso de media naranja. Otras en cambio saben desde siempre cómo debe ser ese otro. También he conocido gente con ideas fijas o requerimientos insalvables para que se produzca el amor. Y hay quien lo ve como algo tan difícil y complejo que directamente lo descarta. Finalmente la vida se impone de manera misteriosa y  lo que nos doblega el corazón no es nada de lo que habíamos pensado.

Hablando con unas buenas amigas, de esas que te cuentan su verdad desde el primer “salud”, nos dimos cuenta que el argumento que te lleva a dar el sí quiero, el gran paso de intentar compartir tu vida con otro, es de dudosa procedencia.
A veces las razones por las que hacemos las cosas son tan ligeras como un latido, y así de fundamentales.
Un día alguien me dijo “siempre te voy a querer”, puede que la  circunstancia haya sido demasiado sensible, pero me conmoví sólo con la cadencia del sonido; sin cuestionar la veracidad o la probabilidad de fallo, me llené de certeza en un instante.

martes, 18 de marzo de 2014

El cuento de la belleza


Liz by Warhol



Estaba viendo un documental sobre la historia de unas grandes tiendas muy famosas en USA y sus visionarios dueños, cuyo éxito nacía de saber captar la verdadera elegancia. Y para ilustrar el talento y el nivel de la clientela nada mejor que unas buenas fotos de Elizabeth Taylor arropada por pieles y joyas, tantas que sólo se le veían los ojos en algunas.

Luego me tocó esperar en la antesala de un médico y gracias a la revista de cosas y casas caras vi las residencias de descanso de algunos magnates, al rey de España junto al cuerpo diplomático, a princesas y duques asistiendo a fiestas en espectaculares palacios y todo puesto ahí como máximo ejemplo de refinamiento, destacado por precioso.
¡Horrible todo!, pero no que a mí no me guste tanto, feo de diccionario, incluyendo a la cleopatra Liz, todo espantoso. Floreado, peludo, acristalado, aterciopelado, aleopardado, todo junto y por montones. Un mareo caleidoscópico de broches, plumas, pulseras, collares, diademas, colgantes, dorado sobre dorado. Salones y comedores que podrían provocar un ataque de epilepsia con sólo mirar los cojines.

martes, 11 de marzo de 2014

Lentejuelas negras


reina canaria.es
Han sido días de luces, desfiles, bailes, lentejuelas, disfraces y fiesta. Media Europa y muchos otros países, donde destaca Brasil, han celebrado carnavales, fiesta de origen cristiano aunque no lo parezca,  que se han extendido por el mundo coincidiendo con el Día de la Mujer.
No he podido dejar de mirar estas magníficas celebraciones, plenas de diversión, baile y zambomba, y no sé si será que me puse mal las gafas o qué, pero casi todo lo que vi era como en sepia, pese al colorido… Antiguo, digamos.
La fiesta por la fiesta, carnavales de múltiples tamaños, con acentos distintos, para públicos variados y en todos ellos, en los de colegio, en los más tradicionales, en los gays, en los de noche adulta, en los familiares, en los más populares o elegantes, en todos, la figura más destacada es la princesa (y sus variantes), todas quieren ser reinas o reinonas; puras niñas de pelo rubio con corona, o reinas de la noche embutidas en bikinis y plataformas, pero sigue en lo más alto del deseo femenino la aspiración de ser la esposa de un rey que es lo que viene a ser una reina.

martes, 4 de marzo de 2014

Más allá del perdón


V. Torres Zorrilla

¿Se puede querer a alguien que nos ha hecho daño? Es una de esas preguntas que salen rápido de la boca, pero que se quedan flotando, acompañándonos en silencio mientras fingimos no verla porque en realidad intentar darle respuesta es atravesar descalza el puente colgante de los suspiros. Nos hace adentrarnos en el cuarto de los recuerdos amontonados y ya sabemos que ahí hay muchas cosas rotas que no hemos podido arreglar y que de tanto estar a oscuras se han petrificado así, en trozos.
Supongo que dependerá del daño, del vínculo con la persona que nos haya herido, de si el puñal vino directo al corazón o fuimos tocados al pasar abriéndonos la mejilla de refilón en una carrera por matar a otro, pero dependerá sobre todo, del perdón.
La escritora Amy Tan afirma que el que dice perdonar una infidelidad o el abandono de una madre, miente. Yo sobre las parejas no podría aventurarme a soltar una sola afirmación, porque creo firmemente que lo que ocurre al interior de una relación de dos es imposible de sondear desde fuera, pero sí estoy de acuerdo en que el abandono no se perdona, ni el de una madre, un padre, o del que nos protegía con su amor.

martes, 25 de febrero de 2014

Cosa de hombres


 Acabo de leer un artículo muy exhaustivo, que habla de lo que significa para los hombres la pérdida del pelo, pues me ha dado una risa, jajaja. No podía parar de reír mientras avanzaba en la lectura y ahondaba en las terribles consecuencias psicológicas que tiene para los hombres quedarse calvo.

A ver si después de todo la vida moderna trae consigo cierta justicia divina, pensé.
No he leído nada acerca de barrigas prominentes, pero esto del pelo planteado como una tragedia masculina me ha hecho sentir que por lo menos en algo la naturaleza nos va dando un poco de equilibrio frente a los varones.
Ahora entiendo por qué “La gran estaba americana” empieza con el pobre Batman (Christian Bale) pegándose como puede matojos de lana mezclados con pelos de las sienes, es la metáfora perfecta del hombre que intenta cubrir el vacío existencial, jajaja. Tal vez no debería reírme, pero tantos años de chistes donde se compara el culo de las mujeres de más de 30 con lavadoras, me liberan de culpa.