Chica de Artó

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Artó

domingo, 22 de enero de 2017

Dos preguntas, un destino.


Tengo dos preguntas girando en mi cabeza, una por un lado y la otra por otro, desde hace muchos días.
Parece que cada una fuera por separado, pero lo cierto es que me he dado cuenta de que están mucho más unidas de lo que me gustaría.

1)¿Hasta dónde somos capaces de llegar por no estar solas? Y 
2)¿Qué precio tiene tratar siempre de hacer lo correcto?

Me parece que hacemos un esfuerzo titánico por hacer lo correcto. Unos más que otros, claro. Pero más allá de que el mundo es lo que  es, con la injusticia asombrosamente bien repartida, veo a diario a muchas personas dejarse la piel por hacer “lo correcto”. 

Ojo, que no me refiero a hacer el bien en plan Gandhi, sino a hacer lo que se espera de nosotras, a cuidar de nuestros padres, a proteger a nuestros hijos, a cumplir con nuestras obligaciones, a ser responsables, a no dejarnos llevar por el lado oscuro de la noche, etc.

Vivimos aferrados a la idea de que hacer lo que "nos toca", es lo mejor y que cumpliendo con ello alcanzaremos, sí o sí, el bienestar; seremos bendecidos y podremos dormir convencidos de que estamos a salvo del “karma”.