Hace poco un chaval mató a un profesor e hirió o otras dos personas
en un colegio con una ballesta. El chico tenía esquizofrenia. A partir de ahí
ya no habría nada más que comentar porque se trata de un niño de 13 años con
una enfermedad incurable.
He mirado con estupor cómo en los noticiarios se empeñaban
en buscar el origen del mal y se hacían no pocos esfuerzos por demonizar al
niño, a su familia y en crear una “causa” que pudiese rellenar horas y horas de
programación basura donde se buscaba especialmente la imagen de la madre del
“monstruo”.
Lo peor de lo peor se podía ver en televisión a primera hora
de la mañana.
Los matinales deberían estar prohibidos. A esos políticos
que tanto les gusta permitir y negar derechos deberían plantearse seriamente retirar
de todas las programaciones televisivas del mundo esos abominables programas
que hacen creer a las amas de casa que el cáncer se cura con bicarbonato y jugo
de limón o que es su signo del zodiaco lo que rige toda su existencia.