Hace poco un chaval mató a un profesor e hirió o otras dos personas
en un colegio con una ballesta. El chico tenía esquizofrenia. A partir de ahí
ya no habría nada más que comentar porque se trata de un niño de 13 años con
una enfermedad incurable.
He mirado con estupor cómo en los noticiarios se empeñaban
en buscar el origen del mal y se hacían no pocos esfuerzos por demonizar al
niño, a su familia y en crear una “causa” que pudiese rellenar horas y horas de
programación basura donde se buscaba especialmente la imagen de la madre del
“monstruo”.
Lo peor de lo peor se podía ver en televisión a primera hora
de la mañana.
Los matinales deberían estar prohibidos. A esos políticos
que tanto les gusta permitir y negar derechos deberían plantearse seriamente retirar
de todas las programaciones televisivas del mundo esos abominables programas
que hacen creer a las amas de casa que el cáncer se cura con bicarbonato y jugo
de limón o que es su signo del zodiaco lo que rige toda su existencia.
Como si las
mujeres no tuvieran ya bastante con estar quitando el puto polvo o atrapadas en
las cocinas en las que se empeñan en meternos ahora bajo la excusa de que
cocinar está de moda.
Yo los aborrezco (los matinales, digo) y no sólo porque
tenga el trauma de que cuando no quería levantarme para ir al colegio me los
pusieran a todo volumen a las 7 de la mañana. Sino porque creo que son
repulsivos en la forma y en el fondo.
Están abiertamente dirigidos a la “ama de casa” según
reconocen en un tono muy conciliador y familiar. “Señora no se pierda la
fórmula que hoy daremos para bajar 10 kilos tan sólo con una patata y media
ramita de apio”.
Le hablan directamente a la “Señora de la casa” un término
que es cada vez más difuso, valga decir. Si bien alguna vez estuvo más o menos
claro, hoy, una ama de casa, es una
figura que cumple labores tan variopintas y especializadas que no es fácil
distinguirla de cualquier otro trabajador free lance, sólo que con menos free y más lance.
A Dios gracias, la tele se puede apagar y por las mañanas
todas las personas que se quedan en la casa no tienen por qué dejarse
bombardear estupideces a mansalva por un grupo de idiotas que insisten en creer
que a esa hora del día todo vale con tal de darle “ilusión” a la mujer mientras
dobla ropa…
Me cuesta imaginar algo más machista en un medio de
comunicación que un matinal.
Menos mal que el 1 de mayo es festivo y ese día el circo se
hace con otro material. Tal vez no menos machista en su lenguaje más
intrínseco, pero sí mucho más disimulado, porque como bien dice mi francés
favorito (Houellebecq): “No es que haya menos machismo, es que los hombres han
aprendido a quedarse callados”.
Así que ya no se discute sobre si un ama de casa está o no
incluida en la celebración del día del trabajador. Simplemente se guarda
silencio.
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