Chica de Artó

Chica de Artó
Artó

lunes, 23 de mayo de 2016

Tú por mí


Hace casi un año murió mi amiga Fran de un cáncer que la devoró sin piedad. 
Sin la menor piedad.
Su muerte me provocó una profunda angustia. Lloré como hace años no lloraba. Me sentí perdida y oprimida por el espanto que significaba su cruel final. Otra vez el plan supremo se me hacía intolerable.
Me sentí tocada y en mi aflicción conseguí, sin hacer ningún esfuerzo, sentir en mi piel su dolor. Pude construir detalladas imágenes mentales de su falta de aliento. Asistí sin ir, al  instante en que sabía que se moría mientras sus hijos la miraban desde los ojos que ella misma les había dado.
Aún puedo sentir la pena, igual que entonces, sin que me cueste nada.