Aquí se está hablando de “síndrome postvacacional”, de cómo
superarlo y de cómo volver a la “rutina”. Se están dando recetas variadas para
volver a la vida cotidiana sin morir de angustia.
Pues yo no sé nada de eso y estoy feliz de que se acabe el
verano.
Feliz de que haga frío, feliz de que corra viento fresco, de
que los días estén nublados, de que los niños abandonen los parques y piscinas para
volver al colegio. ¡Oh sí!
Estoy encantada con la posibilidad de cerrar, por fin, las
ventanas y no tener que ver ni oír a mis vecinos.
Estoy muy motivada con la idea de que dejen ya de invitarme
a pasar calor y de que todos los panoramas tengan que ver con la dichosa playa,
la arena, las cremas solares, los mosquitos o los mojitos.
Amo que no haya bichos en las cunetas, y a ver si finalmente
deja de sonar la música “chunga chunga” en todos los bares.
Me sentiré aún mejor cuando pueda volver a ponerme ropa y no
sentir que me ahogo, me pego, me hincho y me deshidrato.
Sueño con volver cuanto antes a dormir tapada y sin el puto
ventilador sonando de fondo.
Adoro poder trabajar y no sentir que soy la única
desgraciada que trabaja exactamente igual aunque medio mundo esté chapoteando
por ahí.
Será un alivio enorme dejar de ver esas horribles fotos de
pies con agua cristalina de fondo.
Me siento excitada ante la idea de poder salir a comprar el
diario y que los quioscos estén abiertos. Las tiendas funcionando y las
oficinas dejen de poner el verano como excusa para no resolver nada.
Ahora mismo sueño con poder volver a tomarme mis 20 tés al
día, ducharme con el agua hirviendo, perder de vista a la lechuga y el tomate y cenar sopa y vino, caminar con botas y
bufanda y dejar de sentir que mi barriga es un problema social.
Qué ganas de que todo sea rutinario, normal y ordenado para
poder vivir a gusto y en paz sabiendo que al día siguiente cada uno tendrá algo
que hacer y no estará molestando encima o frenético por salir a hacer algo
súper divertido.
Adoro la llegada del otoño, tan sobrio y silente, tan
sosegado y emotivo.
Me gusta mi vida con sus rutinas y quehaceres y no me causa
más que un profundo agrado el fin del puto verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario