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No somos todos iguales; desde antes de nacer ya se marcan
las diferencias, hay gestaciones nutridas y calmas que luego tienen un parto
atendido y controlado donde se recibe a un bebé sano que desde el primer
aliento respirará aire puro… y para otros será todo lo contrario; y a partir de
ahí la vida se encargará de hacer diferencias un día sí y otro también.
Ni al comienzo de la vida, ni en el medio, ni al final el
trato es igual para todos, después ya no sé, se ve que la esperanza está puesta
en que en el cielo todos seamos iguales, pero aquí, ahora, no es así.
En España se discute que si a la hija del rey es o no igual
ante la “justicia”. Ni la hija del rey ni muchos otros recibirán nada parecido
a justicia nunca. Donde para unos hay cárcel para otros hay alfombras. No somos
iguales ni ante la ley, ni en atención sanitaria, ni en educación ni en
oportunidades ¡ni en nada!
Y otros te aclaran que en lo esencial sí somos iguales. En
eso que va por dentro y que nos convierte a todos en seres humanos ¡Tampoco! Hay
gente buena y gente mala, hay los listos y los tontos, honrados y mentirosos y
eso se extiende hasta los rasgos más superficiales que nos diferencian también
por fuera; los guapos y los feos, los que combinan bien la ropa de los que no
dan una, los con sonrisas brillantes y los desdentados.
Quiero decir que yo por
más que miro no veo igualdad por ninguna parte.
Alguna vez tengo oportunidad de atisbar un pequeño dejo de
indiferencia ante la diferencia y es para llorar de emoción, pero es como
avistar al pájaro azul.
Me pone mal que desde los lugares donde pueden influenciar a
mucha gente les quieran hacer ver espejismos de equidad en algo que no es más que
una ilusión óptica provocada por un rayo de sol en la carretera.
Mientras todo el mundo está pendiente de si la infanta entra
o sale, desesperados por obtener una buena foto, en la frontera se ahogan –a
vista y paciencia de la autoridad (pero sin fotos)- personas que huyen de
alguna parte de África donde la guerra o el hambre no se pueden soportar. Se ahogan,
flotan los cuerpos en el agua o, los más fuertes, se enredan en los alambres
reforzados con cuchillas. Y todo esto ocurre a la vez, el mismo día y en el
mismo país. No es una comparación de esas que van de un polo a otro. ¿De qué
igualdad me quieren hablar?
Ríos de tinta para cuestionar que si una foto (la de arriba)
donde sale una millonaria rusa (Dasha Zhucova) sentada sobre una chica negra es o no racista…
yo digo que la foto resulta un poco chocante, pero no
sería estupendo aprovecharla para hablar del problema del racismo y no
quedarnos en polemizar con una imagen que, en la vida real, no sometió seguramente a
nadie a un trato vejatorio. Esto se suma a la discusión sobre los terribles vídeos de los niños mutilados por el régimen Sirio… Pareciera de pronto
que todo es un problema de imagen.
Y en lado amable del planeta se ha hecho viral un video con
una chica obesa bailando enérgicamente y feliz de la vida. Es que la danza y la buena onda que inspira, comentan… ¿Sí, en
serio? El video no lo vería nadie si no fuera porque la chica es gorda y eso
alimenta risas y morbo y, de paso, conforma a los que quieren ver a gente que
está peor que uno, pero bailando.
En el fondo, la foto de la portada me gusta porque en ella el "arte" es verdad: el mundo es así. Y el que no quiera ver que las millonarias
rusas se sientan en las mujeres negras, y que hay países donde un solo hombre
se sienta sobre todo el resto de sus ciudadanos es que le falta algo más que un
ojo crítico.
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