Chica de Artó

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Artó

lunes, 20 de febrero de 2017

¡Te adoro!


Cuando pienso en las personas que en el pasado me han dicho que me querían y miro a las que me lo dicen ahora. Me dan ganas de matarlos a todos.
El cariño entre adultos es una mierda. Está tan condicionado… Sujeto a tantas cosas y todas ellas tan frágiles.
Un “te amo con locura” hoy por hoy puede significar que después de un concierto imperdible, o de un clásico de fútbol, o de un porro con amigos,  enseguida vengas tú como opción, como buen plan o compañía ideal (y siempre y cuando lleve posibilidad de folleteo).
Y esto se puede trasladar a todos los otros ámbitos donde tus seres queridos te tienen por “importante”. Que no se cruce en el camino de tus hermanos un fin de semana con piscina, o una fiesta en el club de moda, o una nueva conquista amorosa, porque quedas suspendida en el aire, aunque se te estén cayendo las paredes encima.
No quiero hablar sólo como víctima de la desatención, porque seguramente yo hago lo mismo. Y Dios sabe lo suripanta que he sido con algunas personas… con esas que me han querido tanto.
Pero como yo no estoy aquí para ser justa… Puedo decir que estoy hasta arriba de tanto amor con franja horaria. De tanto cariño escrito en mensajitos; de tantas demostraciones de aprecio por mail y en formato “ready made”.
De tanto “No puedo vivir sin ti”, pero la ropa la doblas tú y ese grifo que te pido que arregles -desde hace 7 años- sigue goteando.
Me escuecen esos “te amo como nunca he amado a nadie”, y sin embargo ahí vas, caminando sumida en la más profunda tristeza tú solita porque el que te ama está legítimamente ocupado.
Todos tenemos razones de peso para no estar cuando se nos necesita. Es normal. Hacemos lo que podemos ¿no?.
Yo hoy estoy en un punto en que para donde mire veo escopetas de feria… esas que fallan y fallan porque están hechas para no dar nunca en el blanco.
Me agarra la pena negra, me siento por un rato largo la desgraciadita del grupo y luego se abre paso la ira y las ganas de cerrar la puerta por fuera.
Asumo que históricamente vengo de una familia en que las mujeres "donde ponen el ojo, ponen la bala" (ironía). Porque todas ellas han errado en el origen, al comienzo y, claro, a partir de ahí, aguantar y asumir que el príncipe salió rana y que te lo tendrás que comer durante décadas por lista. Por lista y porque, en realidad ¿qué puedes hacer? 
No está el panorama como para emprender la revolución feminista si tienes hijos, no tienes más que el dinero justo y todos los que te quieren te prestan atención de lunes a jueves en horas alternas porque tienen muchas cosas que hacer y sus propios problemas.
Y como dice la canción y aunque cuesta aceptarlo, para los desheredados, es muy difícil hacer cosas que van en contra de lo establecido sin ayuda.
Porque también estoy hasta el moño de los “cuenta conmigo” y que eso no signifique absolutamente nada. ¿Acaso me haces el aguante? ¿Vienes a mi casa a limpiar un poco? ¿Me dejas 50 €? ¿Me llevas una pizza cuando no puedo cocinar? ¿Me traes pañuelos de papel o un kilo de plátanos cuando no hago más que contener las lágrimas? ¡No!, pero mandas unos emoticonos lindísimos: un sol, que no falte el corazón rosa, un trébol de cuatro hojas y puede que hasta un arcoíris para darme esperanza.
Yo así también te quiero, no te jode…
Abuelas, tías y mi madre, se ven de otro modo desde el ahora. Desde la experiencia de que es muy jodido estar sola frente al peligro. Y se entiende, se entiende muy bien que hayan decidido no levantar una polvareda monumental y hayan sido estoicas en su aguante y resistencia. Porque la clave de todo es que estaban solas.
Pero basta ya, no me quiero quejar más porque mi padre dice que no hay que quejarse. Me lo puso en mayúsculas en un WhatsApp muy conmovedor.

4 comentarios:

  1. Los te quiero no son simbolicos, deben ser tangibles.

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    1. No sé si tangibles, pero si van acompañados de acción y reacción, mucho mejor!
      Gracias por estar ahí!

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  2. Respuestas
    1. Punto final?
      Tú sí que sabes de qué hablo... me consta!
      Gracias y un abrazo!

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