Chica de Artó

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Artó

lunes, 3 de septiembre de 2018

Camino al divorcio. Capítulo #1



"Si algo puede salir mal, sale mal".

Escribo esto no para las enamoradas, sino para las mujeres que están buscando la salida. Sabiéndolo o no.

Por hacer uso de la siempre didáctica comparación, voy a decir que un final se supone más sencillo (o por lo menos más rápido) que un comienzo. No lo es.
Cuando uno emprende una relación en pareja pensando que será para siempre, o más o menos, hay un largo periodo de adaptación, de acomode, de entrega; un trabajo diario para construir y sortear las dificultades que aparecen por el camino. Son años de invertir vida para avanzar juntos y bla, bla, bla que a mí ya se me olvidó.
Pero hay algo de ese comienzo que, a la hora de la ruptura, vuelve como la mejor de las olas del mar para darte en plena cara, revolcarte por la arena y dejarte espatarrada en la orilla a vista y paciencia de todo el mundo.
El defecto de origen.
Ese defecto que vimos desde el principio. Ese que estuvo siempre presente, que era evidente, vamos, pero al que no quisimos hacer caso porque al lado de tanta maravilla e ilusión decidimos omitir.
Para ilustrar y sólo para ilustrar:
Nos dimos cuenta desde la primera cita que muy listo no era. Por ejemplo. Pero era tan dulce, tan buena persona, tan generoso, con tan buen carácter... Nuestras madres siempre nos advirtieron que perfecto no iba a ser. Así que, que sea un poco corto, bue… vaya y pase.  
Hay otros “rasgos” bastante comunes: un poquito fresco, algo iracundo, poco dado al trabajo, demasiado encantado de haberse conocido, con el ego un pelín grande y la picha un poco pequeña y así… ya nos entendemos.
Eso que no tiene porqué ser algo terrible, pero que siempre nos pareció mal, siguió ahí. Y, con los años, se fue haciendo cada vez más indefendible. Pasó a ser "el elefante en medio del salón"(*) por los niños, la hipoteca y las deudas,  pero luego ya desencadenó la furia que, todo sea dicho, en el matrimonio es acumulativa y puede ser muy sigilosa hasta que estalla.
Yo digo furia, que es la gasolina de una ruptura, pero en realidad lo que ocurre es que ese defectillo que omitimos, se vuelve obra y no omisión.
Si era fresco se va con otra, si era iracundo acabamos hasta el coñ… de su rabia amarga, si era vago llega un día en que le devolvemos el paquete a su madre, y si era lelo… bueno, si era lelo, todas la anteriores más un aburrimiento mortal.
De manera que, uno de los primeros y más desagradables acontecimientos que dan cuerpo a la “situación divorcio” son las voces en tu cabeza que te gritan día y noche que ya lo sabías y que ahora te jodes. Porque para lela, yo.
Pero esto, esto es sólo el principio de una larguísima cadena de hechos que hacen del divorcio, una inimaginable comedia.


*En inglés, elephant in the room («elefante en la habitación») es una expresión que hace referencia a una verdad evidente que es ignorada. 

4 comentarios:

  1. Que hace mas fuerte a una mujer , que aun viendo todos los días al Elefante, pasa por al lado como si no existiera????

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    1. No creo que eso nos haga más fuerte. Es algo que hacemos por muchas razones distintas (para no romper, por no dañar a los niños, porque creemos que el elefante podría desaparecer en algún momento...), pero pienso que eso nos transforma en algo que en realidad no somos y nos hace prisioneras de nuestros propios errores.
      Todos tenemos derecho a corregir, a enmendar y a dejar atrás los errores que cometemos.

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