Chica de Artó

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Artó

martes, 9 de julio de 2013

Incendiaria


Juro decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad… en este artículo.
No puedo entender, y no porque yo sea subnormal, sino porque no tiene ninguna lógica, cómo es que temas tan íntimos y unipersonales como el aborto, el matrimonio (homosexual o de a tres) y el consumo de drogas (blandas, duras y las que quieras) son asuntos que se tratan como potenciales explosivos de alto alcance en algunas sociedades donde se insiste en tratar a sus ciudadanos como lelos a los que hay que indicarles siempre, en todo momento, y hasta con respecto a su cama, lo que tienen que hacer.
Un día, estaba yo parada en un semáforo esperando la luz verde para cruzar, pero como no venía nada inesquivable crucé en rojo. Salió disparada detrás de mi una vieja a la que casi atropella una moto, y la señora la emprendió contra mí. Yo tenía prisa, pero me devolví. No porque yo sea muy valiente para cuestiones de enfrentamientos callejeros, sino porque me revienta la gente que siempre le echa la culpa a otros de sus actos fallidos.
El de la moto puteó a la vieja y la vieja a mí.
-       Mire señora, no tengo porqué aceptar sus insultos ¿qué se ha pensado?
-       Usted, ha cruzado en rojo ¡estúpida! Se da el gusto de decirme.
-       ¡Claro que he cruzado en rojo! ¡y podría cruzar en rojo y en pelotas y eso a usted qué le importa! ¿Quién la manda a seguirme? ¿Acaso soy yo su madre? ¡No! Usted es la estúpida si va por ahí haciendo lo que hacen los desconocidos. Tiene suerte de no haber muerto antes con lo tonta que es.
-       En este país, me dice la muy rematada, eso no se hace.

Ya no me devolví porque con lo del país me mató y es verdad que está mal cruzar la calle en rojo ¡pero yo no la empujé a ella! Explicarlo es complicado y hay personas con las que no se puede no más. Y yo, de verdad, tenía muy poco tiempo. En general tengo muy poco tiempo para los bobos. Procuro, en la medida de lo posible, que salte el contestador para que dejen un mensaje.
¿Cómo, de qué manera, te puede cambiar a ti la vida si tu vecino del cuarto es un gay que comparte piso con una lesbiana que se ha hecho seis abortos y los fines de semana fuman marihuana? No me digas cosas como el ruido o el humo. Me refiero a que, dentro de las normas de convivencia habituales, no tenemos nada que ver ni qué decir respecto a lo que hagan otros con su vida. Cada uno con lo suyo. Ocúpa-te de ti. Asumamos nuestra vida, eduquemos a nuestros hijos, arreglemos o desarreglemos nuestros matrimonios… come sano o hínchate a McDonald’s, tú verás.
Creo profundamente, desde el fondo de mi corazón y hasta la superficie de mi piel, que cada uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo entero, con su vida, con su amor, esté donde esté y mientras sea su voluntad y no afecte a un otro que no quiera.
Hay muchos lugares del mundo donde esto está claro y forma parte de los básicos del ciudadano. Donde a nadie se le ocurría ni mencionar o discutir con quién se puede casar otro. Que se case el que quiera, con quién quiera y fume lo que quiera. Y si eso le lleva a la muerte (como ocurre con miles de mujeres que mueren a manos de sus maridos) que no sea por falta de libertad.
El aborto no es comparable a la eutanasia, pero ambas son decisiones personales, que no afectan ni cambian el rumbo del que no está directamente implicado.
Pero hay otros países donde se ningunea a las mujeres, a los homosexuales, a los viejos y a los niños nacidos.
No voy a poner como ejemplo a los millones de niños que muren de hambre porque no es necesario. Yo, aquí, ahora,  veo, a diario, cómo un montón de niños se pasan horas y horas desatendidos, enchufados a video juegos espantosos. Y esto es malo. Lo dice la ciencia. Tendrán en el futuro daños científicamente cuantificables; y a mí no se me ocurría ir a sus casas a decirle a sus padres lo mal que lo están haciendo.
En un país desarrollado, que lo es, como EE.UU. hasta hace muy poco era ilegal casarse con una persona de otra raza (me duelen los dedos al escribir esta palabra) y ahora sale Obama y dice: Love is love y el resto del mundo contesta: ooooohhh ¿En serio?


4 comentarios:

  1. Me gusta y comparto tu pensamiento antipaternalista...

    Lomy

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    1. Oh, yeah Baby! Odio al que nos subestima, no aguanto tanta indicación y reglamento especialmente diseñado para seres considerados incapaces de tomar sus propias decisiones...

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  2. Las cosas buenas se aplauden y cuando son muy buenas se hace reverencia y está es la ocasion.


    V.C.J

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    1. Ohhhh! Por favor! Muchas gracias! Me honra con tan magno comentario. Gracias!

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