Fui a ver la película sobre Hanna Arendt y me quedé con los
pensamientos arremolinados. La película no es muy buena, pero esa no es la
cuestión. Me invitó a pensar en su figura y a revisar algunos de sus magníficos
postulados.
Si miro los periódicos y noticiarios de hoy mismo, veo que
siguen sin querer llamar a las
cosas por su nombre y la repetición termina por banalizar el mal. En honor a lo
que decía la magnífica señora Arendt (ella lo achacaba a la incapacidad del
malhechor para decidir sobre el daño que ejecutaba) se banaliza hasta el más
espantoso de los actos.
Un “tipo” quema a sus hijos pequeños en una hoguera
meticulosamente preparada y de esto de hace un espectáculo público donde lo
relevante es desentrañar las “razones” que pudieron llevar al individuo a
cometer este acto atroz. Esto presume que se debería poder determinar un
argumento que permita entender y aceptar lo ocurrido (?).
Se decide por
unanimidad, desde la plebe y en el juzgado, que esto es un caso de violencia
machista porque el objetivo era causarle daño a la esposa que había decidido
separarse.
Yo, puedo estar equivocada, con toda probabilidad, pero veo
que esto no tiene nada que ver con un asunto de hombres contra mujeres, tal y
cómo se ha planteado.
Se trata de una atrocidad y puede que no sea más que la
consecuencia de lo que engendra el machismo y que debería dejar de ser tratado
(¡por Dios!) como un asunto de géneros porque NO tiene nada que ver con eso.
Por esa regla de tres el asesino tendría que haber acabado con la vida sólo de
la hija y dejar vivo al hijo o haber hecho mirar a la esposa mientras lo hacía
o… Puag.
Habría que dejar de detenernos en el acto violento, en la
acción, para poder ver el fenómeno, el tremendo pozo que es el machismo y lo
que de ahí sale.
Muchos hombres son las primeras víctimas porque crecen
atemorizados por un padre que maltrata a su madre, a la que ellos quieren, lo
cual sólo les provoca dolor, pena y angustia hasta que se convierten en otro
hombre machista y maltratador.
No creo que esté bien seguir diciendo que hay que poner de
un lado a las mujeres víctimas y de otro a los hombres victimarios, no creo que
esté bien plantear el problema como si de dos bandos se tratase. Es demasiado
primario. Se trata justamente de acabar con las separaciones por género, se trata
de buscar la igualdad, y no sé cómo se puede llegar a ella desde la división.
El mensaje que se transmite al hablar de machismo de esta
manera omite el origen del mal y eso es tapar el sol con un dedo, y un error
por supuesto. Es como cuando se habla del “problema de la inmigración” sin
mencionar lo mal repartida que está la cosa. Es absurdo.
Un hombre que le pega a una mujer es malo, entonces ¿el que
no le pega es bueno? Yo digo que habría que partir un poquito desde más arriba
la conversación. O sea, desde la base.
Hombres y mujeres deben respetarse cualquiera sea su
condición, nacionalidad, color de pelo, opción sexual, tendencia política, etc.
¿Me explico? Y, el machismo en particular, hay que tratarlo mucho antes del
golpe, hay que establecer su
intolerancia dentro de la sociedad y a nivel interplanetario si me apuras, en
todas sus formas y, desde la raíz, que es el mal entendido de poner a una
persona por encima de otra, en este caso, por su género. Hay que igualar el
suelo para que germinen individuos naturalmente justos.
El machismo es de cuidado y las concecuencias las podemos ver en el aumento notable de casos de femicidio, El historico macho cabrio está en crisis el empoderamiento de la mujer moderna lo ha dejado lelo...
ResponderEliminarDe igualdad nos queda un rato aún, por lo menos en este extremo del hemisferio
Lomy
Hay que trabajar para eliminar el machismo, allí, aquí y donde esté. Hay que hacerlo desde dentro y ser uno, la primera y principal, activista. Desde el micromachismo hasta lo más atroz. Tolerencia cero en lo cotidiano, en lo pequeño. Desde el lenguaje pasando por el chiste y todo aquello que te quiera pasar por encima.
Eliminarsoñemos con un mundo más justo...
ResponderEliminarV.C.J
Soñemos para que luego despertemos con muchas ganas de hacer lo que podamos para que así sea.
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